Facilitar datos de facturación de manera electrónica y con un formato concreto permitiría a las empresas beneficiarse de menores retrasos en los pagos, menos errores y menores costes de impresión y envío.
La CE calcula que sustituir el sistema tradicional de facturación en papel por el mecanismo electrónico podría suponer un ahorro de alrededor de 240.000 millones en seis años.
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