A la hora de echarle imaginación e inventar una nueva contraseña para el correo electrónico, la banca online, etc, la mayoría recurre al nombre de un hijo, su mascota, o datos personales relacionados. Otros prueban con el tradicional 1234 que es bien fácil de recordar.
Un estudio confirma la flaqueza de las contraseñas que se utilizan en Internet, y propone varias ideas para reforzar esa seguridad.
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