Llegas a una librería londinense, eliges el libro que deseas, la máquina se pone en marcha, imprime tu libro a una velocidad de 100 páginas por minuto, seguido lo encuaderna, y te lo da aún calentito.
Esto permite a una pequeña librería, poder ofrecer un catálogo de 500.000 libros, y sin tener que buscarlo por las estanterias.
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