Un funcionario habría comunicado en 2008 que «las normas de seguridad estaban totalmente fuera de fecha y que un posible seísmo pondría en serios aprietos a las centrales nucleares».
Tras estas advertencias, el Gobierno Japonés elaboró un programa de reformas, pero las reformas sólo ofrecían garantías ante un temblor de 7,0 grados en la escala Richter. El seísmo del pasado viernes llegó a los 8,9 grados.
{enclose 201103/16/01.mp3}