Un espía de la SGAE, se coló en el banquete de una boda, con la intención de grabar en vídeo el baile, con el fín de que quedase constancia de cual era el repertorio utilizado en el festín.
El investigador, no estaba autorizado a realizar dicha grabación, por lo que la Agencia de Protección de Datos, considera muy grave la intromisión imponiendo una multa de 60.000 euros.
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