Pavel Durov

Telegram ha sido protagonista de un reciente escándalo judicial y político, después de que su fundador y CEO, Pavel Durov, fuera detenido por la policía francesa en el aeropuerto de Bourget, cerca de París. La detención, que se relaciona con una investigación sobre la falta de moderación en Telegram y su uso para actividades criminales, ha generado una oleada de reacciones internacionales. Figuras como Robert F. Kennedy y Elon Musk han expresado su preocupación sobre las implicaciones de esta acción para la libertad de expresión.

El caso de Durov no es el primero en el que su nombre se vincula a controversias legales y políticas. El multimillonario ruso, quien fundó Telegram en 2013 junto a su hermano, ya había abandonado Rusia hace una década tras negarse a cumplir con las exigencias del gobierno de bloquear información de la oposición en la plataforma VKontakte. Ahora, las autoridades rusas han manifestado su intención de aclarar su detención en París y han criticado a Francia, comparándola con una dictadura. La situación subraya la creciente tensión entre la libertad en las plataformas digitales y los esfuerzos gubernamentales por regularlas.